Los primeros resultados de este tratamiento se conocerán a mediados de septiembre y a partir de ellos se establecerán el nivel y los tiempos de actuación. Ya en octubre se procederá a la aplicación de un nuevo tratamiento alternativo, en este caso para el control de las larvas. Las trampas, un total de siete, se han instalado en cinco pinos de la Barriada de Santa Marta, en Pozo del Camino; otra en el CEIP “La higuerita”, en la misma zona; y otra en la calle Lepe, todas a una altura de unos cinco metros, en ramas sólidas y expuestas en lugares visibles. El interior de las trampas contiene feromonas para capturar a los ejemplares adultos y evitar la aparición de nuevas generaciones. Según ha indicado el primer Teniente de Alcaldesa y responsable del Área de Obras y Servicios, Javier López, “se trata de una tratamiento biológico y totalmente inocuo, altamente eficaz, que se complementa con otras iniciativas para potenciar los resultados y poner fin a las plagas de este insecto”.
Cabe señalar que el contacto con la oruga procesionaria entraña riesgos no solo para los humanos sino también para las mascotas, ya que puede causar reacciones en los ojos y la boca, provocando hinchazón o inflamación en la lengua, la boca, el esófago o el estómago.
